El primer shar-pei que marcó sustancialmente el rumbo de mi existencia o que al menos constituyó una pauta importante en mi vida fue un ejemplar que vi en Florencia de propiedad de la persona que muy pronto iba a volverse mi yerno.
El carácter, la actitud de esta raza, muy presente pero al mismo tiempo independiente, de gran dignidad pero también de carácter muy intenso, con una gran adaptabilidad a los ambientes más diversos, el marcado sentido de limpieza desde pequeño, hicieron que me enamorara de ellos. El primer ejemplar de mi propiedad que dejó un recuerdo inolvidable en mi vida y la de mi esposo, el cual si bien no lo admite, comparte mi afición, fue MAX, un estupendo horsecoat que nos dejó a la edad de 5 años a causa de una dosis mal aplicada de anestesia.
Luego tuvimos a Boris, excelente ejemplar y gran ganador. Con Boris empecé a mirar con mayor curiosidad al mundo de los shar-pei no solo en el Perú sino internacionalmente y particularmente en los Estados Unidos. Fue en New York, en Westminster que ví a Trump (Jade East You’re fired) por primera vez y en Buenos Aires ese mismo año tuve la suerte de comprar a Trump y a Lizzi (Pullupaa Genrals daughter), dos maravillosos sharpei de la familia de los Jade East a los cuales el año pasado se unió otro magnifico ejemplar Red (Elite’s Pei it forward) de la familia Elite, dos entre los mejores criadores de sharpei del mundo.
Mi único objetivo con estos maravillosos ejemplares es criar perros de calidad, sanos, de buen carácter y que estéticamente sean lo mas cercano al requerimiento del estándar.
Según los más experimentados criadores no es fácil ser propietario de un Ejemplar fuera de serie. Creo que me he acercado a este record ya que tuve la gran suerte de tener a Lizzi, magnifico ejemplar que nos ha llenado de satisfacciones, hija de Jade East Mission To Mars, otro ejemplar espectacular tres veces Campeon Mundial entre infinitos otros títulos. Lizzi fue joven campeona mundial, ganó en Westminster Award of Merit, Best of Winners en el National de sharpei